Unos aseguran que viven más y los otros que lo hacen de forma más intensa. La verdad es que los solteros envidian la estabilidad de los casados y éstos las noches locas de los que pasaron de compromisos. ¿Qué hay de falso y de cierto en todos los mitos sobre la soltería y el matrimonio?
Pongamos un ejemplo, el caso de dos amigos, Javier y David. Javier vive con su novia, Sara, a la que adora. Se les ve felices. Hay noches que David, que es soltero por convicción (bueno, él dice que está firmemente comprometido con la poligamia), no puede evitar pensar en lo cómodo que sería despertarse a la mañana siguiente sin resaca al lado de una mujer como Sara. Se da la excusa de que él nunca ha encontrado a su Sara y que no se ha querido conformar.
El único compromiso que tiene es el que ha adquirido con su libertad. En cambio, Javier a veces se queda viendo una comedia romántica de las que le encantan a Sara y recuerda con añoranza el bullicio de la discoteca en la que ahora, previsiblemente, estará brincando su mejor amigo. Cada uno ha escogido una opción de vida, con la que se siente cómodo pero, en momentos concretos, es fácil jugar al: "¿qué hubiera sido de mi vida si hubiera tomado otra decisión?". Después, cada uno vuelve a su lugar, a su papel y defiende hasta la muerte las elecciones que ha tomado. Y ello nos lleva a un sempiterno debate entre qué es mejor: si tener pareja o estar solo. He aquí la verdad sobre los argumentos a los que solteros y casados suelen recurrir cuando se trata de defender su posición.
Según un estudio de la Universidad de Warwick (Reino Unido), realizado durante 20 años a 20.000 hombres, los casados viven una media de tres años más que los que decidieron quedarse solos. El estudio también descubrió que, además, ganan más dinero (unos 4.000 euros anuales de diferencia). Una de las principales razones por la que los casados son más longevos es que, al compartir los gastos, sufren menos situaciones de estrés. Y eso se traduce en salud a manos llenas.
Muchas personas creen que los mejores amigos de los solteros no dejan de ser un placebo para esos momentos en los que les gustaría tener pareja. De eso, nada. "Lo que ocurre es que los solteros han tenido la oportunidad de mantener su círculo de amigos durante mucho más tiempo y eso ha creado un entorno muy rico. A menudo, los casados se dejan relaciones de amistad por el camino. Un soltero no busca a sus amigos para suplir carencias, sino que disfruta de ellos porque ha sabido mantenerlos en el tiempo y crear relaciones muy estrechas", explica la sexóloga asturiana Carolina Lombardía.
No es la libertad lo que añoran, sino el tiempo que ya pasó. Y eso también les ocurre a los solteros. La única diferencia es que los primeros pueden establecer un vínculo erróneo entre esa nostalgia del pasado y la decisión de tener una pareja. "En general, echamos de menos situaciones pasadas: la juventud, las posibilidades que se abrían ante nosotros... Hay un momento en la vida en el que nos damos cuenta de que ya hay muchas cosas que no vamos a hacer y entonces somos conscientes de las consecuencias que tienen las decisiones que hemos tomado", ilustra Lombardía.
En la Universidad de Viena (Austria) se hizo un test de inteligencia a dos grupos de hombres: unos dormían acompañados, otros lo hacían solos. Los primeros estaban más "atontados", por decirlo de alguna manera, mientras que los segundos rendían más. ¿La conclusión? La calidad del sueño se va afectada por la compañía y eso hace que la vigilia se resienta.
Todo depende de cómo les vaya el matrimonio. Según un estudio realizado en la facultad de Medicina de la Universidad de Ohio (EE.UU.), cuando un matrimonio está bien avenido, los cónyuges tienen los niveles de cortisol (la hormona responsable del estrés) por los suelos. En cambio, cuando van mal dadas, esa hormona se pone por las nubes, superando de largo a los solteros.
Hay solteros que han decidido serlo. Pero también hay otros que ponen como excusa que no han encontrado a la persona ideal con la que compartir su vida. "Hay posturas que son lógicas cuando se tienen 17 años. En ese momento, por ejemplo, uno quiere experimentar mucho y esperar a comprometerse. Pero cuando ese argumento lo mantiene alguien de 30 o 40 años es que algo falla. A esa edad no es necesario experimentar tanto. Aquí es cuando se empieza a emplear la excusa de no haber encontrado a la persona ideal, para seguir viviendo relaciones pasajeras", revela Lombardía.
Según un estudio que se practicó a 8.000 estadounidenses durante cinco años, los que lucían anillo engordaron 3 kilos más que los que no lo llevaban. Los solteros cuidan más su aspecto porque tienen que seguir siendo atractivos si no quieren pasar demasiadas noches solitarias. Las mujeres casadas engordaron una media de 4 kilos más pero, en este caso, parece que la razón es que se acostumbraron a seguir la dieta de sus maridos, que era mucho más grasa que la que tenían antes de pasar por el altar.
"No tiene por qué ser así. Dependerá de la personalidad de cada uno. Pero, en general, si un soltero es extrovertido y capaz de establecer relaciones, no tiene por qué arrepentirse de su situación", explica Carme Freixa, psicóloga especializada en terapia sexual y colaboradora del programa "Ya te digo" de Antena Neox.
A los solteros les puede parecer que no hay nada más aburrido que pasar el sábado por la noche tendido en el sofá con la mujer que ves todos los días. Pero esa, precisamente, es una de las cosas buenas que tiene una relación. "Esas situaciones se dan cuando se ha creado un vínculo emocional y ya no es necesaria la seducción permanente. Uno puede estar relajado, sin tener que brindar siempre su mejor cara y eso ayuda a conseguir el equilibrio psicológicos y aporta una sensación de comodidad", asegura Freixa.
"El miedo a la soledad es algo que nos inculcan desde pequeños, porque vivimos en una sociedad gregaria. Muchos casados pueden experimentar momentos de soledad, por muy acompañados que estén. Y serán los mismos, seguramente, por los que pasen los solteros", explica Lombardía.
Un tipo soltero es capaz de escoger sus mejores galas sin consejo. Una mujer soltera, seguramente, puede colgar un cuadro o arreglar un circuito eléctrico de su casa sin ayuda de nadie. Está claro que son más independientes... pues no. Esas capacidades también las tienen los casados, simplemente es que han dejado de emplearlas. "Cuando vives en pareja, cada uno se especializa en un área de decisión en la que se siente más cómodo y así se delegan las tareas", comenta Freixa. Es verdad que cuando uno deja de practicar algo, cuesta más volver a hacerlo. Pero ello no significa que sea imposible o que esa persona sea más dependiente que otra.
Según un estudios del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades Norteamericano, los casados fuman menos y consumen menos alcohol que los solteros, viudos o divorciados y, por tanto, son menos propensos a padecer ciertas enfermedades.
Es cierto que la convivencia exige ciertos pactos y que no se puede seguir pensando en singular. Pero esas renuncias no suelen ser nunca demasiado costosas. Sin embargo, sí que hay una tendencia en culpa a la relación de renuncias que no tienen que ver con el estado civil. "A veces renunciamos a metas que nos marcamos en la vida por diferentes razones. En general, pensamos que ya las conseguiremos y el tiempo va pasando. Es fácil, en una situación así, culpar a la relación de no haber realizado lo que queríamos. Pero muy en el fondo, sabemos que es una excusa", asevera Lombardía.
Ni siempre están ligando ni están rodeados de chicas disponibles a todas horas. Es probable que tengan más variedad, pero no mayor cantidad. A cierta edad, además, el conocer a chicas se complica más y la competencia con las nuevas generaciones resulta feroz.
Fuente: Men´s Health