Calentad bien cada músculo de vuestro cuerpo, el hardstyle ha venido para quedarse y sacarnos hasta el último aliento que podamos exhalar
Texto: Pancho Martínez-Corbalán
Nos encontramos en un momento de cambio de roles, un tiempo en el que lo que concebíamos hace apenas tres años ya no se estila. ¿Dónde han quedado todas esas fiestas en las que predominaba un sonido muy comercial? No es ningún misterio, han trascendido a un semi-olvido del que difícilmente saldrán, al menos próximamente. En cambio han ido surgiendo –o reapareciendo– géneros y subgéneros que habíamos escondido en el fondo del cajón, pero como si de un virus se tratase han ido infectando nuestras selecciones musicales creando un abanico mucho más amplio al que ahora podemos recurrir.
Es en este contexto cuando los sepultados amantes del hardcore han renacido, aunque bajo unas melodías que alcanzan a un mayor público gracias a la inclusión de ritmos pegadizos que resuenan en las cabezas de todo aquel que se preste a darles una oportunidad.
El hardstyle no es ni mucho menos un nuevo género, pero si que se ha ido popularizando más y más durante los últimos años. Pero, ¿de dónde surge este constante bombardeo de profundos bombos y sonidos distorsionados hasta la saciedad? Para responder a ello tenemos que remontarnos a finales de los 80 cuando surge en Alemania una variante del techno mucho más rápida y que alcanzó su máxima con el tema “Anasthasia” de los belgas T99 que redefiniría el concepto rave tal y como se conocía. Pero avancemos un poco más, hasta mediados de los 90, donde el género tomaría un declive del que, inesperadamente, surgiría uno de los estilos que más fuerte pegó en España, el ahora conocido como remember.
En su momento, este estilo fue apodado como happy hardcore por su ritmo mucho menos oscuro y la adhesión de suaves voces femeninas que añadían un extra de ritmo y erotismo. Como hemos dicho antes, esto creó escuela en nuestro país, surgiendo además salas emblemáticas como Pont Aeri en los alrededores de la Ciudad Condal o Barraca en Valencia, creando además movimientos tan importantes como el bakalao o el makina.
Con la ruta del bakalao se inició una de las mayores migraciones dentro de nuestro propio territorio en la cual miles de personas acudían fin de semana tras fin de semana a la Comunidad Valenciana para asistir a incesantes sesiones que comenzaban un viernes y con suerte terminaban el lunes. Estas fiestas fueron las encargadas de crear artistas tan reconocidos como Double Vision o el conocido Chimo Bayo, sin embargo más cercana al género del que hoy hablamos es la escena makinera que se asentó en el noreste peninsular con clásicos atemporales como “This is your dream”, “Sweet revenge” o el tema que sirvió como himno de Pont Aeri: “Flying free”.
Estos tracks invitaban al baile y llenaban el cuerpo de una alegría que solo se veía por el recuerdo de que tenías un trabajo al que acudir el lunes.
La música era pegadiza, y, al contrario que sus primas centroeuropeas, te dejaban marcadas sus melodías durante toda la semana. ¿Qué se conseguía con esto? Que necesitases desesperadamente acudir a por tu dosis de música semanal. Así mantuvo el reinado Pont Aeri con artistas trascendentales para entender el movimiento como Nando Dixkontrol, David Pastis, Xavi Metralla o DJ Eskudero. En la misma situación geográfica también se hallaba otra de las salas que dejó cicatriz, Scorpia, junto a uno de los nombres más representativos del estilo en esos años DJ Neil. Situada a tan solo una hora de Barcelona, esta sala fue de las primeras en albergar a artistas de primer nivel como Darkraver, DJ Gizmo, Paul Elstak, Stunned Guys, Miss Groovy o Claudio Lancinhouse, algunos de los cuales aún se encuentran en primera línea del circuito internacional.
La evolución de este sonido continuó aun con el cierre de sus míticos templos –Scorpia 2003, Pont Aeri 2012–. Lamentablemente la subida del IVA fue una de las causantes de estos cierres, pero ello no consiguió que dejase de evolucionar. De echo sería alrededor de 2006 cuando aparecería un cambio melódico conocido como el early hardstyle que sentaría la base de los grandes temas de los productores actuales con un kick continuado sobre un bombo algo más suave del que nos acostumbró el estilo inicial. Hacia 2009 comenzaría a tener un notable número de seguidores este estilo que desarrolló ramas como el rawstyle y el euphoric hardstyle.
Entre los fanáticos del estilo se conoce el euphoric como la parte comercial del género la cual, como siempre ha ocurrido y ocurrirá en la electrónica, es muchas veces rechazada por los seguidores más fieles del old school hard que son más afines al rawstyle. Este subgénero se asemeja más al hardcore original, manteniendo la contundencia pero con ligeros cambios en la composición.
Así es como llegamos a los últimos años donde se ha abierto la veda y no hay evento donde no se encuentre una artista hard. No solo eso, se ha disparado la asistencia a eventos de hardstyle internacionales como son el Defqon 1, Mysteryland (que cuenta con un cartel potente del género), Reverze o el Qlimax, para el cual se acaban las entradas en los primeros minutos. Pero no solo fuera de nuestras fronteras se ha vuelto uno de los géneros más aclamados y enérgicos, de hecho, cada año el número de estos en España aumenta de una manera que hace años era solo una utopía.
Salas como La Riviera o Fabrik acogen anualmente una gran cantidad de eventos como el Origen o el Megapanic en los cuales encontramos divididos entre sus salas una gran cantidad de subgéneros que alcanzan desde el remember hasta el raw. Artistas de primera línea mundial son habituales de nuestros festivales por los que han pasado Angerfist, Da Tweekaz, Headhunterz, Coone o Brennan Heart, creador de ‘Imaginary’ –tema cumbre del hardstyle actual–, entre muchos otros. Pero no nos quedamos fuera ni mucho menos en cuanto artistas nacionales en el género ya que tenemos una de las mejores cosechas en años con artistas como System of Loudness, The Beast Project, Javi Boss o Wasted Mind cuyos nombres se encuentran habitualmente en los grandes eventos del género.
Vista la trayectoria que este género lleva no es de extrañar las ganas con las que lo cogemos en cuanto tenemos oportunidad de bailarlo y acabar bañados en sudor y con unas agujetas que no nos dejan caminar en varios días, pero es lo genial de este género el gasto de energía y lo visiblemente relajado que terminas tras la fiesta. Nada más que decir, el hardstyle ha venido para quedarse y no va a ser fácilmente destronado.
1, 2, 3, ¡HARD!